De matarife a activista.

Tomado de: igualdadanimal.org

Mi nombre es Virgil Butler. He trabajado en la planta de Tyson en Grannis, Arkansas, desde Julio de 1997 hasta el 12 de Noviembre de 2002. He trabajado en el turno de noche en el departamento de recepción como un colgador de aves vivas así como en la zona de matanza.


 

Personalmente he presenciado muchos actos de crueldad hacia los pollos por parte de los empleados de la planta de una forma rutinaria cada noche:

Uno de los problemas más recientes que he observado era el superintendente del turno de noche, Richard Frasier, apagando la aturdidora y ordenando a los empleados que la dejasen apagada. Esta máquina es el mecanismo que supuestamente aturde a los pollos antes de que sean matados. Apagarla resulta en que los pollos que pasan la máquina de matar sin que les corte el cuello y evadan al matarife que está tras la máquina, terminan siendo escaladados hasta la muerte en el agua del tanque de escaldado. El tanque de escaldado debilita las plumas de forma que puedan ser quitadas. Los pollos se supone que están muertos antes de llegar a este punto. Yo, así como Ed Taylor (mi supervisor), Troy Shepmann y Aron Harris (compañeros trabajadores) hablamos sobre esta decisión con Richard, quien se negó a dejar de hacerlo. No recibimos ninguna razón tras la decisión de Richard.

activista

El porcentaje esperado que se espera que la máquina de matar supuestamente debe matar cortando las gargantas era del 86%. En una noche extremadamente precisa ese porcentaje era ajustado. Los pollos restantes evitaban la cuchilla. La mayoría de las noches, el porcentaje descendía hasta algo más de 70%. Algunas noches incluso peor.

Yo era responsable de tratar de cortar las gargantas de los pollos que la máquina había fallado en las noches que trabajaba en la zona de matanza. Nuestra línea corría a 182 ganchos por minuto. Es físicamente imposible cogerlos a todos. Por tanto, eran escaldados vivos. Cuanto esto sucedía, el pollo aleteaba, chillaba, pataleaba y sus globos oculares se salían de sus cabezas. Entonces, a menudo salían por el otro lado con los huesos rotos y desfigurado y con partes del cuerpo faltando por lo mucho que habían luchado en el tanque.

Algunas veces, cuando la línea se interrumpía, se les dejaba colgando en la aturdidora, dentro del agua donde se ahogaban. En la aturdidora, el agua está fría y salada para que sea mejor conductora de la electricidad. Yo personalmente les he visto colgando en esta posición durante horas.

Una noche al principio de la primavera del último año, tuvimos una pérdida fatal de presión hidráulica. Puede que entre 300 y 400 pollos evitasesn la aturdidora porque la línea se había ralentizado tanto que las aves podían evitarla mientras que aquellos que eran aturdidos eran capaces de recuperarse antes de llegar a la máquina de matar -la cual funcionaba a medias. Las aves vivas eran dejadas colgando bocabajo en la escaldadora mientras que la maquinaria era reparada. Podíamos haber dejado de colgar más pollos en ese momento y dejar que la línea corriese vacía mientras que la máquina de matar no funcionase. En cambio, Richard Frasier y Ed Taylor nos ordenaron continuar colgando pollos, mientras se esperaba que Aaron Harris los matase a todos a mano. Esto no podía hacerlo una sola persona, ni incluso a la mitad de la velocidad y estaba claro para todos que las aves iban a pasar como si nada. Varios cientos de pollos fueron escaldados vivos por esta decisión.

La mayoría de mis compañeros empleados eran extremadamente crueles con los pollos. Nuestro trabajo era simplemente coger a los pollos de la cinta y colgarles cabeza abajo de los ganchos. Esto raramente podía realizarse sin problemas, por diversos motivos.

Estábamos extremadamente faltos de personal, debido a las condiciones de trabajo horribles. Esto llevó a un mayor índice de trabajadores sin experiencia y frustrados, trabajadores bajo la presión de mantener los números de producción altos. Si la producción caía, ello podía significar más horas de trabajo, así que el ritmo de trabajo se aceleraba. Esto resultaba en la cinta siendo sobrecargada donde los pollos esperan ser colgados de los ganchos, lo que hacía que cientos de pollos en una noche se asfixiasen. He oido a Richard Frasier decir «Prefiero asfixiar a unos cientos de malditos pollos que perder el tiempo por los ganchos vacíos». (Esto lo dijo a finales de Julio de 2002, cuando la temperatura en la sala de colgado excedía los 38 grados en mitad de la noche).

La ausencia de control de temperatura es otra causa de sufrimiento que resulta en la muerte de los pollos. El calentador de la «jaula», que es el área donde las aves son colgadas, funcionaba menos de la mitad del tiempo que yo estuve allí. Muchas veces las temperaturas estaban por debajo de la temperatura de congelación. Esto resultó en que los pollos se congelaron en la cinta el invierno pasado y el anterior. Se congelaban hasta morir de este modo dentro del edificio, donde la temperatura era bajo cero. Yo y mis compañeros nos quejamos de esto a Richard Frasier, pero no sirvió de nada. El símplemente se giraba y se iba. El otro lado de este problema sucedió en el verano, dado que no había una instalación de aire acondicionado apropiada. La mayor parte del tiempo no funcionaba y echaba aire caliente. Esto resultaba en que los pollos morían por fallos ataques cardíacos, fallos del corazón y sofoco.

Cuando la planta se paralizaba o cuando se habían programado demasiados pollos para matar para el turno, se les dejaba hasta el siguiente turno. Durante el turno de noche no es tan malo en verano como en invierno, dado que los pollos son forzados a permanecer en las jaulas de los camiones. Durante el cambio de turno en verano, cuando dejan a las aves por el cambio de turno, están ahí desde las 15:30 hasta las 21 h. bajo una delgada cubierta sin agua ni comida. He visto a cientos morirse de deshidratación por esta práctica. Esto podría haberse evitado simplemente haciendo que los recogedores no cogiesen más animales hasta que el problema de la planta estuviese resuelto o no programando una gran matanza para empezar.

Estas condiciones incómodas, acompañadas de la incesante presión de mantener los ganchos llenos a toda costa, llevaba a una gran frustración y rabia entre los empleados.

He visto a Troy Shepmann construir «bombas de hielo» (hechas metiendo hielo seco y una pequeña cantidad de agua en una botella de plástico y cerrando fuertemente la tapa) y ponerlo en la cinta junto con los pollos vivos durante el descanso. Esto resultaba en una explosión de alta presión que arrancaba los cuerpos de los pollos y los esparcía por toda la habitación. Esto ocurrió numerosas veces, pero hubo una que recuerdo a menudo en que una noche a finales de Junio cuando hizo una pequeña «bomba de hielo seco» insertando un trozo de hielo seco en el recto de un pollo vivo y poniéndole un corcho. Se formó suficiente presión dentro del pollo como para reventarle.

También he visto a Aron Harris arrancar cabezas, patas y alas de pollos vivos, o estamparlos hasta que muriesen contra el suelo porque estaba molesto. Esto ocurría de forma regular durante el último año y medio que trabajé allí.

También he visto a George Watson, un conductor interno de aves, pasar sobre pollos adrede, y luego reirse. Este tipo de incidentes eran contínuos y repetitivos -como una parte del trabajo habitual de una noche.

Uno de los problemas que surgió cuando trabajé allí era resultado de una mala gestión. Uno, en particular, sucedía varias veces cuando recibíamos órdenes sobre los pollos grandes. Lo peor fue al final de la semana del 14 de Septiembre del último año. En este caso recibimos miles de pollos para colgar que estaban por encima del tamaño límite al que estábamos acostumbrados. Los ganchos no estaban diseñados para ajustarse a las grandes patas de los pollos. Eran demasiado pequeños para que sus patas se ajustasen. En el proceso de colgar a los pollos vivos, éramos forzados a romperles las patas para hacer que encajasen en los ganchos. Esto era innecesario. Los ganchos podrían haberse ensanchado para ajustarse a los pollos de tamaño grande. Sólo habría llevado una hora o dos del personal de mantenimiento para realizar esto. Sin embargo, Richard Frasier decidió que no era necesario y no quiso perder tiempo de producción haciéndolo.

De acuerdo con los informes publicados de la planta, la mayoría de los pollos que procesaba eran destinados a ser enviados a Kentucky Fried Chicken. Procesamos las caderas deshuesados y la carne de las alas también sin hueso, o las pechugas partidas y despellejadas. La mayoría de la carne deshuesada era enviada a otra planta para continuar el proceso donde eran convertidos en nuggets de pollo para KFC.

Estoy escribiendo esta carta porque quiero ver que se haga algo sobre esto. No quiero seguir siendo parte de la pesadilla y estoy dispuesto a hablar sobre esto con cualquiera en cualquier momento.

Gracias,

Virgil Butler

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