En el sentido esencial se podría decir que la mayoría de las personas quisiéramos ser buenos o mejores cristianos. Y digo la mayoría porque propongo (para efectos del ánimo colectivo) que tomemos el término cristiano en su acepción más amplia posible, una acepción que haga la palabra cristiano casi que equiparable a la palabra “humano”. Como cuando mi padre al advertirme sobre mi manera de conducir decía: “Cuidado de lleva por delante a algún cristiano”. Refiriéndose a cualquiera que caminará por ahí.
Claro, sabemos que para ser llamado cristiano, incluso cuando así lo hacia mi padre, hace falta tener cierta visión del mundo, cierta educación, que implique haber dejado el estado bárbaro y, ojo con esto, haber tomado el ejemplo alguien muy bueno para conducir su vida de acuerdo a tal inspiración. Los cristianos cristianos, por ejemplo, siguen a Cristo alguien muy bueno y ejemplar.
En el ejercicio de esta nota (que quiere ser incluyente hasta el límite) queremos definir al cristiano así: Ser humano que bajo el ejemplo de alguien muy bueno que lo inspira quiere hacerse un mejor ser humano. No mencionamos a Dios directamente para no sacar del juego a los no creyentes. Y esperando que los creyentes entiendan que en el progreso de ese buen ejemplo y ese ideal Dios se manifestará.
Con estas reglas de juego vamos al grano: Dejar de comer carne te acerca al ideal de buen cristiano. Tomemos como ejemplo el mismo Cristo (ejemplo obligado por derecho de alguien que vino a inspirar con su buen ejemplo). Sin enredarnos en el camino largo de las interpretaciones bíblicas y datos apócrifos tomemos el atajo corto del sentido común: El predicador del amor al prójimo como a uno mismo, quién pedía poner la otra mejilla, no se lo imagina uno organizando la matanza industrializada de seres que sienten con la que pretenden alimentarnos en estos tiempos.
¿Qué tiene que ver la compasión y el amor (ideales cristianos por excelencia) con matar animales de forma innecesaria?
Es tan obvio que no se puede esperar que después de tantos años de ejemplo ningún buen cristiano lo haya notado y si bien oficialmente no hay postulados concretos si destacan entre los cristianos oficiales y famosos algunos casos de interés como el del padre Mario Canciani -párroco de la iglesia romana San Juan de los Fiorentinos-, quien ha recopilado y hablado incansablemente de como todo buen cristiano debe practicar la compasión por lo animales. Los testigos de Jehová, los budistas, los Vaisnavas, y muchos otros buenos cristianos también se unen al clamor de los animales para que aquellos que quieren ser mejores humanos entreguen esa muestra mínima de humanidad que es sentir compasión por otros.
Hasta acá llega el sermón, está el sentido común, están las imágenes y datos de terrible crueldad, está el ejemplo, está el idea dejado por Cristo, sólo queda el fuero interno que debería ser el lugar de continuo ejercicio de todo buen cristiano. Como casi todos quisiéramos ser.