Riesgo de cáncer por consumo de carne roja y carne procesada

1. ¿Qué se considera carne roja?

Carne roja es toda la carne muscular de los mamíferos, incluyendo carne de res, ternera, cerdo, cordero, caballo y cabra.

2. ¿Qué se considera carne procesada?

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La carne procesada se refiere a la carne que ha sido transformada a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado, u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación. La mayoría de las carnes procesadas contienen carne de cerdo o carne de res, pero también pueden contener otras carnes rojas, aves, menudencias o subproductos cárnicos tales como la sangre.

Ejemplos de carnes procesadas incluyen frankfurters (perros calientes/hot dogs/salchichas), jamón, salchichas, carne en conserva (corned beef), y cecina o carne seca, así como carne en lata, y las preparaciones y salsas a base de carne.

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Un comité asesor internacional que se reunió en 2014 recomendó que la carne roja y la carne procesada fueran consideradas de alta prioridad para su evaluación por el Programa de Monografías del CIIC. Esta recomendación se basó en estudios epidemiológicos que sugerían que los pequeños aumentos en el riesgo de varios tipos de cáncer podían estar asociados con un alto consumo de carne roja o de carne procesada.

Aunque estos riesgos son pequeños, para la salud pública podrían ser importantes dado que muchas personas en el mundo comen carne y el consumo de carne está aumentando en los países de ingresos bajos y medianos. Pese a que algunas agencias de salud ya recomiendan limitar la ingesta de carne, estas recomendaciones están dirigidas principalmente a reducir el riesgo de otras enfermedades.

Existe una relación directa entre comer carne y el cáncer de colon, ya sea
por la cantidad de grasas o la baja cantidad de fibra. Esto hace más lento el
tránsito intestinal, permitiendo que las sustancias tóxicas de la putrefacción
de la carne estén más tiempo en contacto con la mucosa del colon.
Al digerirse la carne dentro del intestino, se producen sustancias esteroides
que son cancerígenas.
Las personas que viven en las zonas donde existe una alta incidencia de
carcinoma de colon, mama, útero y recto, tienden a basar su alimentación
en proteínas y grasas animales (The Lancet).
De 25 países que son grandes consumidores de carne, 19 tenían un alto
nivel de cáncer, y de 35 países con bajo o nulo consumo de carne ninguno
tenía un nivel alto de cáncer.
Las nitrosaminas son compuestos que se encuentran en la cerveza, el té, el
tabaco, etc., que en contacto con los preservantes químicos de la carne se
vuelven uno de los cancerígenos más potentes que se conocen.
Las dietas ricas en grasas estimulas la producción de estrógenos, en
particular de estradiol, altos niveles del cual se asocia al cáncer de mama.
Un estudio reciente demostró la asociación entre el consumo de productos
lacteos y el mayor riesgo de cancer de ovario el proceso de digerir la
lactosa (azúcar de la leche) para convertirla en galactosa, evidentemente
daña al ovario (Cramer DW, Harlow BL, Willet WC. Galactose consumption
and metabolism in relation to the risk of ovarian cancer. Lancet 1989;2:66-
Investigaciones realizadas en los últimos veinte años acertadamente
sugieren que existe un vínculo entre comer carne y el cáncer del colon,
recto, pecho y útero. Estos tipos de cáncer son muy raros entre aquellos
que comen muy poca o nada de carne, como los adventistas del séptimo
día, los japoneses, los hindúes, etc., pero prevalecen entre las poblaciones
«comedoras de carne». Otro artículo en «The Lancet» informó: «La gente que
vive en áreas donde se registra una alta frecuencia de carcinoma del colon
tiende a vivir con dietas que contienen grandes cantidades de grasa y
proteína animal; mientras que aquellos que viven en áreas en donde se
encuentra un índice bajo de esa enfermedad, se alimentan con dietas más
vegetarianas y poca grasa de productos animales».
Rollo Russell, en sus «Notas sobre las causas del cáncer», dice: «He
encontrado que, de veinticinco países que consumen mucha carne,
diecinueve tenían un índice elevado de cáncer, y sólo uno, un índice bajo; y
de treinta y cinco países que consumen poco o nada de carne, todos tenían
un índice bajo».
Además tenemos la adición de químicos a la carne. Tan pronto como se
mata un animal, su carne comienza a pudrirse, luego de algunos días, se
torna de un color gris verdoso enfermizo. La industria disfraza este
descoloramiento agregando nitritos, nitratos y otros preservativos para darle
a la carne un color rojo brillante. Pero ahora algunas investigaciones han
mostrado que muchos de estos preservativos son carcinogénicos, y lo que
agrava el problema es la cantidad de químicos que se utilizan en la
alimentación del ganado.
Gary y Steven Null, en su libro «Venenos en su cuerpo», nos muestran algo
que hace pensar a cualquiera dos veces antes de comprar otro bistec o
jamón: «A los animales se les mantiene vivos y gordos mediante la continua
administración de tranquilizantes, hormonas, antibióticos y otros 2.700 tipos
de drogas. Este proceso de engorde comienza aún antes del nacimiento y
continúa después de la muerte. Aunque estas drogas están presentes en la
carne cuando usted las ingiere, la ley no exige que ellas figuren en el control
de calidad para el consumidor». Debido a descubrimientos como éste, La
Academia Nacional de Ciencias informó en 1983, que «la gente sería
capaz de prevenir muchos tipos comunes de cáncer, comiendo
menos carne, y más vegetales y cereales».
La Asociación Dietética Americana dice que: «La mayor parte de la
humanidad durante la mayor parte de la historia ha vivido con dietas
vegetarianas o casi vegetarianas», y gran parte del mundo aún vive de esta
manera. En la mayoría de los países industrializados, la pasión por la carne
no tiene más de cien años. Comenzó con el camión frigorífico y la sociedad
de consumo del siglo veinte. Pero aún en el siglo veinte, el cuerpo del
hombre no se ha adaptado a comer carne. El prominente científico sueco
Karl von Linne afirma: «La estructura del hombre, externa e interna,
comparada con la de otros animales muestra que la fruta y los vegetales
suculentos constituyen su alimento natural».

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