Son muchas las catástrofes en el mundo y sean generadas por el hombre o no, sabemos que la tierra está rugiendo. El día que nos demos cuenta que ella no es nuestra propiedad, sino que realmente pertenecemos a ella, que dependemos de ella, quizás sea el día en que la veamos diferente y actuemos diferente.
Esta vez fueron nuestros hermanos humanos y no humanos de Ecuador los que sufrieron el rugido a través de un terremoto. Nos alegra ver toda la ayuda que se ha movilizado desde múltiples países, y con ello, confirmamos que finalmente somos ciudadanos del mundo y la solidaridad es más importante que cualquier frontera inventada por el ser humano. Sin embargo, esperamos también que los animales heridos reciban ayuda y sean atendidos, que esa solidaridad, además de trascender fronteras, trascienda las especies.
Solidarizamos con nuestros herman@s de Ecuador, lo sentimos y nos duele porque somos una sola familia, hijos de la misma madre tierra y es nuestra responsabilidad no destruirla. Estamos convencidos que es con el vegetarianismo y el consumo consciente que lograremos proteger lo que tanto hiere a la tierra y todo lo que en ella habita.